Javier Matoses
Miembro de la ejecutiva de la Asociación Profesional de Periodistas Valencianos (APPV)
Mi
admirada Pepa Bueno, periodista de
raza, incisiva e incansable en la labor periodística perdió ayer una magnífica
oportunidad de preguntar a Juan Luis Cebrián, su máximo jefe y presidente del
grupo PRISA, sobre su aparición en los papeles de Panamá y el lamentable veto
que ha impuesto a los #periodistas del grupo que preside para no intervenir en
programas del grupo Atresmedia.
Reconozco
que pensé por momentos al escuchar la entrevista mientras acudía al trabajo que
el #periodismo estaba en vías de extinción, que ni los referentes de esta
increíble profesión a los que muchos admiramos por su trayectoria, ni ellos,
gozan de la independencia y contundencia que les ha otorgado ese reconocimiento.
Es en ese momento es cuando todo cae y se produce el derrumbe estrepitoso como
si los valores que sustentan el periodismo se pudieran desmoronar con la
facilidad que lo hacen las fichas de dominó al mínimo golpe.
Pero lo
cierto es que la profesión periodística es mucho más, más que ningún referente,
más que errores concretos, que acciones desafortunadas o coacciones de quienes
mandan en las empresas. Es obvio que la información que consumimos en este país,
en su mayoría, se elabora a través de proyectos empresariales.
Los
medios de comunicación son empresas con objetivos económicos claros y
respetables y en ocasiones, es cierto, con intereses particulares que no lo son
tanto. Pero el periodismo es mucho más y hay que dejarlo bien claro, ya que
conforma el instrumento del derecho de cualquier ciudadano a la libre información
veraz y objetiva y no podemos permitir estar sujetos a esos intereses, nosotros
no.
Por ello,
los periodistas debemos mojarnos y arremangarnos para impulsar y establecer órganos
que regulen la profesión, que establezcan límites y que marquen líneas de un
trabajo serio, objetivo y con vocación de servicio público. Mi punto de vista y
el de mucha gente es que esa regulación debe ir encabezada por un colegio
profesional, en nuestro caso en Valencia.
Una
entidad colegial independiente que dignifique la profesión, ofrezca seguridad y
amparo a los periodistas y que establezca el marco deontológico para que el
periodismo sea un oficio del que sentirse orgulloso, sin presiones ni miedos. Del
mismo modo, poder cambiar la escasa
valoración de la profesión por parte de la sociedad y lo que es más importante,
la asociación de los medios a la manipulación y utilización interesada de la
información.
La Unió
de Periodistes ha publicado recientemente un informe con
datos estremecedores sobre la situación del periodismo valenciano, cifras
inasumibles que ponen de manifiesto que esta profesión ha sido la más castigada
en la grave crisis que ha sufrido este país. Estos datos evidencian la
necesidad de un plan de acción urgente para paliar la grave situación en el
sector periodístico valenciano que se sitúa año tras año en caída libre.
Es el
momento de asumir un rol que a nadie gusta y que puede meter en más de un
problema a quien pretenda liderarlo, pero es un riesgo que hay que correr, nos
va demasiado en ello.
0 plumillas:
Publicar un comentario