Margarita Morales
Si la APPV quiere crear el Colegio de Periodistas en la
Comunidad Valenciana, tiene que insistir mucho, tocar las puertas que sean
necesarias y ponerse en contacto con grupos políticos y entidades públicas o
privadas para buscar y obtener un consenso, pero sobre todo para hacer ver la
necesidad de que, sin un colegio, los periodistas no tiene una protección en el
ejercicio y crecimiento de su profesión.
María Amparo Peris Salas,
vicedecana del Colegio de Criminólogos |
María Amparo Peris Salas, vicedecana del Colegio Oficial de
Criminólogos de la Comunidad Valenciana, lo tiene claro: “los periodistas
valencianos deben pelear hasta ‘dejarse la piel”, tal y como lo hicieron los
miembros de la Asociación de Criminólogos, que trabajaron duro para la creación
de la entidad que hoy en día los representa y de la cual ella es presidenta.
Por este motivo, Peris Salas, quien forma parte del primer grupo de personas licenciadas en Criminología, que a nivel nacional egresaron en 2006, por la Universidad de Valencia, accedió a compartir con APPV la experiencia que ella y sus compañeros vivieron durante el proceso para constituir el colegio.
“Tenéis que hacer ver la necesidad de que sin un colegio no
tenéis una protección, una fuerza”, afirmó, “y sobre todo no debéis tirar la
toalla, aunque les digan no, seguir, seguir insistiendo”.
La creación del Colegio de Criminólogos, cuyo decano es
Pablo-Dario Ibáñez Cano, es un ejemplo para las asociaciones de periodistas de
la Comunidad Valenciana, que quieren un organismo que les represente, respalde,
pero sobre todo que reivindique su profesión, iniciativa que hasta el momento
no ha tenido la respuesta deseada.
Los impulsores del colegio vivieron un proceso largo,
complicado y exhaustivo. Se dieron cuenta de la necesidad de estar colegiados,
porque antes los estudios de Criminología no tenían un reconocimiento académico
oficial, en el plano profesional y las universidades que impartían cursos de
esta materia, daban títulos propios que no tenían categoría de licenciatura,
menos de diplomatura.
Y es que estudiar Criminología, allá por 1989-1990, en cualquier
universidad del país, otorgaba una titulación que la gente utilizaba para hacer
un curso puente y obtener el título de “Detective Privado”, siendo que un
criminólogo es un profesional que se encarga del estudio de la delincuencia, su
prevención y tratamiento.
“Había un desconocimiento de lo que era la profesión y nos
asimilaban con detectives privados, queríamos que se conociera la profesión,
que se supiera que era un título superior y, sobre todo, tener fuerza ante las instituciones y sacar plazas
para criminólogos en las mismas. Era necesario contar con un colegio”,
reconoció la también abogada.
Es así como en 2005 se crea la licenciatura en Crimonología,
por presiones de asociaciones de estudiantes y de la misma primera promoción,
de la cual ella formó parte, quienes se dieron cuenta de que no había salidas
profesionales para quienes hacían esos estudios.
“Había mucho intrusismo, gente que venía del ámbito de
Psicología y se denominaban criminólogos y no lo eran. Vimos que para tener
fuerza ante las instituciones y crear puestos de criminólogos era necesario
contar con un colegio, entonces constituimos una asociación que es la
Profesional de Criminólogos de la Comunidad Valenciana, donde colaboró desde el
inicio”, explicó Peris Salas quien además es presidenta de dicha asociación.
LA POSICIÓN DE LA FASE
Lo que había en España era la Federación de Asociaciones de
Criminólogos Españoles de la cual no
formaron parte porque ésta asociaba todo tipo de titulación “y nosotros
queríamos poner en valor los estudios superiores, dado que dentro de la
Asociación ya exigíamos una licenciatura o el grado”.
Ya como Asociación de Criminólogos se exigía a los miembros
una licenciatura o el grado, porque así lo tenían asentado en sus estatutos,
pero FASE, para asociarlos, pedía a dicha asociación que aceptara “todo tipo de
criminólogo”. Ante esta situación, decidieron luchar por un colegio.
Cuando en 2008 empezaron el proceso de constitución del
órgano ante la Generalitat, se encontraron con que había otras dos asociaciones
independientes de criminólogos, una en Alicante y otra en misma Valencia, que
aunque pertenecían a FASE, también pedían la creación del colegio, sin embargo
ambas permitían socios con cualquier tipo de título.
“Cada uno siguió luchando, ellos habían pedido también el
colegio y no pensaron que pudiera salir adelante porque también llegó la Ley
Ómnibus, que era la liberalización de servicios profesionales”, explicó. “Esa
ley lo que quería era cargarse los colegios profesionales, lo que pasa que los
ya existentes querían la colegiación obligatoria, mientras que dicha ley pedía
que la colegiación fuera voluntaria, que no exigiera a nadie que para ejercer
su profesión tuviera que estar colegiada”.
Ante esta nueva ley, no dudaron en impulsar más la creación
del colegio, aunque con la idea de que la colegiación fuera voluntaria, pero
insistiendo en el requisito de una titulación superior.
CONSENSO PARA CREAR
EL COLEGIO
Luego de un largo proceso, la propuesta pasó filtros de
diálogo entre los criminólogos impulsores y los grupos políticos de la
Legislatura de entonces, consiguiendo el consenso para la creación del colegio,
“con el condicionante de contactarnos con las otras dos asociaciones y hacer
una lista de consenso que al final fue representativa de las tres instituciones
para que se sumaran a la petición general”.
“Aquí primó, no la ideología sino los intereses de un
colectivo que defendía su profesión”, afirmó. Es así como hasta julio de 2013
se aprobó de manera oficial la creación del Colegio de Criminólogos, cuyos
trámites administrativos y Estatutos definitivos fueron publicados en 2014 en el
Registro de Colegios Profesionales y de Consejos Valencianos de Colegios
Profesionales de la Comunidad
Valenciana.
Miembros de la Junta de Gobierno del Colegio de Criminólogos |
La Asociación de Criminólogos sigue vigente aún cuando se
formó el colegio, esto debido a que “Europa reconoce más a las asociaciones que
a los colegios”.
La abogada resume el proceso como “5 años muy intensivos y
con muchos trabajo, dejándonos la piel, pero al final ha valido la pena”.
En estos 3 años de existencia, el Colegio de Criminólogos
tiene alrededor de 140 socios, cobra una cuota anual accesible, no recibe subvenciones
porque son una entidad semi-privada, pero ya se ha hecho de un lugar en el ámbito
de profesionales colegiados, participando en congresos y teniendo a su cargo el
proyecto piloto de mediación penal en los juzgados de Valencia, por iniciativa
de la PCV.
“Somos un ejemplo a seguir”, reconoció, “pues de otras
ciudades nos hacen consultas, algunos están en creación de colegios y les
ayudamos a otras comunidades con asesoría”.
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